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La Multiculturalidad: una perspectiva desde el conflicto (página 2)



Partes: 1, 2

Al hablar de ciudadanía, debemos tener en cuenta tres
premisas básicas:

  • La persona
    sólo se puede comunicar con el Estado a
    través de la ciudadanía y este a su vez
    sólo puede entrar en contacto con la persona a
    través de la misma.
  • La ciudadanía no es solamente una
    categoría mediadora, sino que también conforma un
    tipo de actividad dentro de un espacio que se denomina como
    "esfera pública". Esto significa que la persona, al
    actuar en la esfera pública, actúa como
    ciudadana, no como persona.
  • La ciudadanía exige un tipo de comportamiento uniforme. Esto supone que la
    persona, al actuar en la esfera pública como ciudadana,
    debe seguir unas pautas de conducta y
    unas reglas de comportamiento determinadas. Salirse de estas
    pautas homogéneas y uniformes es salirse del
    "comportamiento ciudadano", del modelo de
    "buen ciudadano", lo cual significa, algunas veces, actuar en
    la ilegalidad o, cuando menos, alegalidad.

Por lo tanto, no toda la población de un Estado es
ciudadana, a saber, aquella que es residente pero que no posee la
ciudadanía. La condición de residente o habitante
no implica estar vinculado ni jurídica ni
políticamente con el Estado. La diferencia principal es
que el ciudadano tiene unos derechos políticos
que el residente o habitante no posee necesariamente.

Hoy en día existen dos concepciones que
determinan la adquisición de ciudadanía: o bien la
identidad es la que determina la adquisición de
derechos de la ciudadanía (ius sanguinis; a
través de la sangre se
transmite la ciudadanía), o bien se codifica la persona
con derechos (la persona adquiere antes derechos) y a
través de ellos adquiere una identidad nacional
(ius soli; el nacimiento en un territorio es el que otorga
la ciudadanía).

Resulta de una gran paradoja histórica que la
ciudadanía, considerada como una de las categorías
simbólicas de nuestra época moderna, como
sinónimo de emancipación, síntesis
empírica del principio normativo de la igualdad y
como superación de las desigualdades basadas en el
nacimiento característico de la Edad Media, se
esté convirtiendo en un símbolo de injusticia y de
desigualdad, de privilegio que adquiere precisamente el valor que
pretendía históricamente superar: hoy en
día, el criterio de acceso a los bienes que
produce la sociedad
está basado en el nacimiento
(nacionalidad).

Desde el punto de vista del inmigrante, la
ciudadanía es percibida como uno de los privilegios
más preciados. Al hablar de criterios de
adquisición de la ciudadanía, lo que estamos
discutiendo son criterios de acceso a un "título
nobiliario".

3.-
DEMOCRACIA Y
MULTICULTURALIDAD: la inmigración como nuevo factor de
desigualdad.

La desigualdad puede ser entendida como el hecho de que
las diferencias entre las personas sean el resultado de
relaciones de poder y que se
generen situaciones de desventaja para poder salir de dichas
situaciones.

Un inmigrante no vive en una democracia, puesto que no
tiene el control sobre su
destino ni tiene acceso a los mismos canales de
participación que los ciudadanos. Es paradójico el
hecho de que existan personas que vivan dentro de nuestro
territorio de forma permanente y que no puedan beneficiarse de
los bienes de la democracia como cualquier ciudadano. En este
sentido, ser inmigrante equivale a no tener poder (referido al
poder del demos, de la democracia).

No es democrática una sociedad donde las personas
que viven no tienen las mismas oportunidades de acción
pública y de acceso a servicios
públicos por razones que no dependen de su
voluntad.

El lenguaje de
los derechos debe ser usado como un medio para gestionar el
proceso de
multiculturalidad y no como una finalidad.

El hecho de que personas con un mismo sistema de
derechos no sean tratadas de forma igual, ni puedan acceder, ni
se sientan plenamente representadas en las diferentes esferas
públicas por razones que no dependen estrictamente de su
voluntad, sino por causas, rasgos y propiedades de nacimiento, es
contradictorio a un verdadero sistema de valores
plurales y democráticos.

Cuando se identifican zonas de conflicto
debido a causas directamente de discriminación, las políticas
de la diferencia o de discriminación positiva están
justificadas. Sin estas políticas que compensen las
desigualdades estructurales en las que se encuentran los
ciudadanos procedentes de la inmigración, entonces
deberemos admitir que existen grados de beneficios de la
democracia según el color de la
piel, el
origen, etc.

En España
podemos decir, sin miedo a equivocarnos, que estamos en la fase
del lenguaje de
los derechos. Por lo tanto, el discurso
político y social debe articular políticas de
igualdad y no políticas de la diferencia.

3.1.- Estereotipos, prejuicios y gestores de
opinión (medios de
comunicación).

Los prejuicios pueden ser entendidos como el conjunto de
creencias y de implícitos que acompaña a una
concepción del mundo determinada y que tiene una función
explicativa sobre las interpretaciones que damos a las cosas. De
ahí que enfrentarse a los prejuicios, las preconcepciones
y los estereotipos sea una actividad arriesgada puesto que puede
provocar reacciones emocionales y llegar a poner en duda, de
alguna forma, una parte integral de la persona, la que ayuda a
tener una concepción coherente de vida.

Dentro de nuestro contexto de interpretación, los prejuicios que se
producen en torno al proceso
de multiculturalidad no son un obstáculo, sino un indicio
de que el proceso mismo está teniendo lugar y que
está presionando a la estructura
básica.

Existen dos tipos de argumentos explicativos: unos
sociales y otros estructurales. El primer argumento nos dice que
la procedencia de los estereotipos es eminentemente social,
mientras que el segundo localizaría la producción de estereotipos en las mismas
estructuras
institucionales. Con este segundo se tendería a legitimar
estructuralmente muchos de los estereotipos sociales que se basan
en premisas tales como que el inmigrante es visto como fuente de
inseguridad
(feo, sucio, apestoso, tonto, hereje, pecador, sospechoso…
culpable).

Los discursos
alternativos deben acompañar los procesos de
cambio que
produce la multiculturalidad y no hacer llamadas inútiles
de resistencia al
cambio, de donde se nutren los estereotipos. Estos discursos
deben articularse con la intención de fomentar no
sólo una visión pluralista de las culturas, sino
también una visión cultural de las diferentes
religiones que
existen y denunciar también públicamente los
discursos que mantiene la misma estructura en sectores tan
importantes como la educación, como la
visión negativa histórica de "moros y cristianos",
por poner un ejemplo simbólico importante.

Significar que los medios de
comunicación son los principales canales de
mediación entre el racismo
institucional y el racismo social. Los medios
simplemente retroalimentan los estereotipos. Fomentan no
sólo su creación, sino que contribuyen de forma
directa a su consolidación y mantenimiento
a lo largo del tiempo.
Supeditados a la lógica
de mercado de
noticias,
suelen generalizar el proceso mismo de multiculturalidad y
particularizar tan sólo los efectos negativos para la
ciudadanía y las estructuras.

Los medios deberían constituir un discurso que
incidiera en socializar a la ciudadanía sobre este proceso
y contribuir a generar mentes multiculturales. Seguir un discurso
que favorezca la acomodación de los inmigrantes y de los
ciudadanos en las diferentes esferas públicas, en lugar de
proporcionar argumentos que justifiquen las zonas de conflicto y
que lo interpreten como fuente de inestabilidad, de inseguridad y
de amenaza a nuestro orden social y político.

4.-
LAS POLÍTICAS PARA GESTIONAR EL PROCESO DE
MULTICULTURALIDAD.

Para gestionar el proceso de multiculturalidad debemos
ante todo distinguir dos niveles básicos: el nivel de
acceso a nuestras fronteras, y el nivel de la
coexistencia, una vez los inmigrantes han pasado "el
filtro" de las políticas de acceso.

Un Estado no puede dejar abiertas sus fronteras sin
controlar en alguna medida el proceso, ni tampoco puede pretender
conseguir tener unas fronteras impermeables.

Los argumentos que se dan siempre se sitúan entre
uno de los dos extremos y marcan la "frecuencia" en la que se
sitúa un Estado. ¿En qué frecuencia de este
dial nos situamos? La variación depende de qué
respuestas damos a cada una de estas dos preguntas:
¿quiénes entran? y ¿cuántos entran?
El "quiénes" es el criterio cualitativo y significa
básicamente tipos de nacionalidades y culturas, recursos
económicos, formación educativa y profesional:
¿a quiénes dejamos entrar? El "cuántos" es
el criterio cuantitativo y significa cantidad de personas:
¿a cuántas personas dejamos (podemos dejar)
entrar?, ¿100?, ¿2000?.

Quien decide el criterio es el Estado, que selecciona
criterios de acuerdo a cómo interpretan el impacto que
puede tener el proceso de multiculturalidad sobre la comunidad
política
que gobierna.

No es democrático el uso de criterios para
discriminar entre personas utilizando propiedades que no dependen
de sus voluntades. La selección
de personas vulnera simplemente cualquier principio de la
democracia.

Todos los Estados consideran que la pregunta por el
cuántos es prioritaria sobre el quiénes. Ahora
bien, esto que parece ser aceptado como axioma esconde una cierta
hipocresía, ya que no es posible contestar a la pregunta
sobre cuántos entran sin tener que enfrentarse
también al quiénes entran.

Los recursos económicos son quizá los
más corrientes. A una persona con recursos
económicos suficientes, que viene a un país para
generar más recursos, nadie le pondrá
inconvenientes en la frontera, todo
lo contrario. O bien las personas que simplemente vienen como
pensionistas a retirarse en nuestras costas e islas, sin ninguna
aspiración laboral, tampoco
tendrán apenas obstáculos para pasar el filtro de
acceso.

Es un hecho que cada Estado tiene más
propensión a admitir unas nacionalidades porque siente
afinidad cultural con sus países de origen, sea por sus
rasgos religiosos y/o lingüísticos.

El hecho de que los Estados contesten a la pregunta
sobre el quiénes utilizando argumentos de afinidad
cultural, religiosa y lingüística no deja de tener una
cierta dimensión racista, en tanto se selecciona a las
personas por razones que no dependen de su voluntad, sino
atienden a cuestiones relacionadas con su nacimiento.

También existen argumentos demográficos
que abogan por cuestiones basadas en lo que se viene llamando los
"límites
de la tolerancia", es
decir un Estado puede "tolerar" una cantidad de inmigrantes hasta
cierto "límite", el que no tenga un impacto tan grande
sobre nuestra propia identidad
comunitaria que la haga variar hasta el extremo de hacerla
desaparecer.

En este sentido, toda política de control de
flujos de inmigrantes es una política regulativa que
implica que el proceso mismo tiene una influencia de cambio sobre
nuestras sociedades.
Ahora bien, también supone una visión unilateral
del proceso, en el sentido que implica que todo el peso del
cambio estuviera sólo en los inmigrantes, los portadores
de multiculturalidad.

La gestión
del proceso de multiculturalidad significa tener que administrar
una contradicción aparente fruto de dos intereses
confrontados: el interés de
los inmigrantes y el de los Estados.

4.1.- Políticas de acomodación de la
inmigración y de la ciudadanía

Podemos identificar tres modelos
distintos a la hora de abordar y establecer respuestas
político-educativas ante la diferencia:

  1. Constituye la propuesta más reduccionista. Su
    fin es la homogeneización, es decir, la
    incorporación de los diferentes a la cultura
    mayoritaria. Para ello deberá ejercitar la
    opresión ahogando las voces de los oprimidos por
    pertenecer a una cultura, grupo
    étnico, clase
    social, etc, planteando un enfrentamiento entre los "buenos"
    o aquellos que pertenecen a la cultura hegemónica y
    los "malos" o aquellos que pertenecen a la cultura
    minoritaria.

  2. Asimilación.

    Bajo este modelo nos encontramos ante un
    planteamiento más amplio, donde se reconocen las
    diferencias y éstas aparecen como un valor de
    cualquier sociedad. Sin embargo, esta valoración de
    las diferencias se realiza siempre desde una determinada
    posición reproduciendo el status quo. Como dice Torres
    (2003, 115) "puede servir incluso para acrecentar los
    niveles de marginación, para eclipsar y/o aplazar
    medidas de solución más
    urgentes".

  3. Pluralismo o integración.
  4. Acomodación o
    multiculturalismo.

Para este modelo la diferencia aparece como una riqueza
y la igualdad incluye el derecho de cada persona para escoger ser
diferente y ser educada en la propia diferencia.

Como dice Santos Guerra (2003),
el interculturalismo no ignora los conflictos
sino que los afronta, considerándolos ocasiones de
encuentro y de diálogo.

Al hablar de "integración" suponemos tres
premisas que precisamente intentan superarse con el
término "acomodación". En primer lugar,
unidireccionalidad. Suele darse por implícito al
hablar de integración que son los inmigrantes quienes
deben aceptar modificaciones para incorporarse en nuestra
sociedad. La integración se convierte en la mayoría
de las ocasiones en una asimilación disfrazada de
términos políticamente correctos como respeto, incluir
los "otros" en un "nosotros" y demás abstracciones que no
tienen ningún potencial modificador de la realidad, sino
que se convierten en puro barroquismo tranquilizador de
conciencias.

El hecho de incluir a los inmigrantes en alguna esfera
pública no necesariamente implica cambio estructural del
contenido o de los límites de la esfera pública.
Por lo tanto, no toda política de inclusión es una
política de acomodación.

La segunda premisa encauza con el hecho de que no
estamos hablando de relaciones horizontales, de relaciones
entre inmigrantes e inmigrantes y ciudadanos, sino de relaciones
verticales, de relaciones de los inmigrantes con los ciudadanos
pero en el marco de nuestras instituciones
públicas.

Como tercera premisa decir, que siempre que se habla de
inmigración suele darse por supuesto también una
sociedad de acogida con entidad abstracta. Se asume de
qué hablamos cuando nos referimos a "sociedad de acogida",
como si dicha sociedad fuera la misma para todas las personas y
todos los territorios del Estado. El término
"acomodación" habría que concretarlo
refiriéndonos a una entidad real: las instituciones
públicas, los diferentes espacios públicos que
conforman cada institución.

Teniendo en cuenta estas tres premisas, las
políticas de acomodación son políticas de
gestión del proceso histórico de multiculturalidad.
La pregunta básica en este nivel es: ¿cuáles
son los argumentos que se dan para incluir/excluir a los
inmigrantes del espacio público? Aquí ya no es el
cuántos ni el quiénes, sino el cómo lo
hacemos, el cómo se produce esta coexistencia entre
inmigrantes, instituciones y ciudadanía.

Las dificultades de gestionar esta nueva realidad
explicarían que las reacciones que tengan los ciudadanos
sean el miedo y el rechazo, sobre todo si se sienten
además legitimados por una estructura legal que separa al
inmigrante del ciudadano y estereotipa negativamente su imagen y
conducta, y por unos discursos políticos que
constantemente les criminaliza. Gestionar esta
desorientación es uno de los objetivos
básicos de las políticas de
acomodación.

Ante un tema que despierta tantas emociones, en
muchas ocasiones una de las únicas alternativas que tiene
el ciudadano, ante la dificultad de gestionar sus emociones, es
el racismo, el cual expresa más miedos, confusiones y
desorientaciones internas que convicciones xenófobas
propiamente dichas.

Al hablar de integración, sea cual sea su
significado, siempre existe un único destinatario: los
inmigrantes. La acomodación, por el contrario, tiene como
unidad de análisis la relación entre los
inmigrantes y los ciudadanos con las diferentes estructuras
institucionales (esferas públicas). Son esas zonas
públicas de interacción las que interesa gestionar. La
definición de acomodación recoge una serie de
características básicas tales como:

  1. Una política de acomodación se basa
    en el consenso político
    .
  2. Las políticas de acomodación son
    políticas pragmáticas.
    Al hablar de pragmatismo
    se hace referencia a la capacidad que una persona o un actor
    puede tener para gestionar la diferencia que se produce entre
    las expectativas que se le quiere dar a una acción y los
    instrumentos reales que tiene a su alcance para llevar a cabo
    esta finalidad.
  3. Una política de acomodación es una
    política que implica ausencia de discriminación
    en los criterios que sigue para su diseño
    . La
    acomodación no es sólo, aunque también,
    acceso a los derechos (civiles, sociales, políticos),
    sino sobre todo igualdad de oportunidades en la práctica
    del acceso a las diferentes esferas
    públicas.
  4. El objetivo
    básico de una política de acomodación es
    que los inmigrantes y los ciudadanos se sientan
    autónomos.
    Por el momento, el inmigrante tan
    sólo tiene su esfera privada para expresar su
    autonomía. En las diferentes esferas públicas no
    es autónomo.
  5. Una política de acomodación apunta a
    la subjetividad de las personas
    . En último
    término quienes deben decir si están o no
    acomodados son los propios inmigrantes y
    ciudadanos.
  6. Una política de acomodación se
    justifica con argumentos imparciales.
    La regla de la
    imparcialidad nos dice que los principios que
    legitiman una política deben poder ser aceptados por
    todos, los inmigrantes y los ciudadanos. Una política de
    acomodación se convierte así en una
    práctica que incluye todos los puntos de vista
    posibles.
  7. Una política de acomodación supone
    gestión de identidades culturales.
    Nuestra
    reacción no debe ser la de fomentar discursos defensivos
    para "proteger" nuestra identidad, supuestamente amenazada,
    sino la de proceder a la acomodación de todas las
    identidades.

En resumidas cuentas, un
inmigrante y un ciudadano están acomodados cuando no
tengan necesidad de justificar las tensiones y los conflictos que
tienen al relacionarse con las diferentes esferas públicas
por cuestiones vinculadas con su nacionalidad,
color de la piel, condición jurídica, o por
considerar que se favorecen más a unos que a
otros.

5.- CONSTRUYENDO MENTES
MULTICULTURALES.

La interculturalidad es un proyecto
político alternativo para la reorganización de las
relaciones interculturales vigentes, pero también es un
proyecto cultural compartido y un proyecto social que busca la
relación de las culturas, a partir de la puesta en
práctica del principio de reconocimiento recíproco
(Fornet-Betancourt 2002, en Haro Rodríguez,
2003).

La acomodación no es un debate que
concierne sólo a los inmigrantes, sino también a
los ciudadanos. Igualmente se puede señalar que no son
multiculturales tan sólo las sociedades, sino
también las personas.

El multiculturalismo no es una realidad de diseño
que se pueda construir desde arriba, por decisiones de la
élite política o de la academia, sino desde abajo,
por la propia ciudadanía y los diferentes actores que
trabajan cotidianamente en la gestión del
proceso.

Una mente multicultural es aquella que tiene una
visión pluralista del mundo, que rechaza las concepciones
unilaterales y etnocéntricas, que deja de pensar en
términos universales y que en casi todos sus razonamientos
siempre existe un contexto y tiene localizadas las acciones que
supone.

Todo ello será posible a través de un
proyecto multicultural en donde desde instituciones como la
escuela se
apueste por reformas en donde se recojan cuestiones en torno a:
integración de contenido, proceso de construcción de conocimiento,
reducción de prejuicios, igualdad
pedagógica…

6.-
CONCLUSIONES.

"Islam y
terrorismo
se han convertido en sinónimos. Tras los acontecimientos
del 11 de septiembre de 2001, podría parecer una
asociación natural. Sin embargo, no hay nada más
alejado de la verdad. No se puede culpar al islam de los actos
de los terroristas contra el World Trade Center, en Nueva York,
y el Pentágono, en Washington, como no se puede culpar
al cristianismo
por las cámaras de gas o al
catolicismo por las actividades de los terroristas
irlandeses"
(Sardar, Z., y Abbas Malik, Z., 2005:
168).

Muchas veces hemos oído
hablar (hoy por ejemplo en una charla con un conciudadano
mío) que los inmigrantes no se adaptan, que no cumplen las
leyes, y a
veces no nos paramos a pensar que el hecho por ejemplo de ser
indocumentado esta fuera de la ley o el hecho de
tener los papeles en regla no asegura ni mucho menos la
consideración de ser ciudadan@. ¿Cómo
podemos llegar al grado de cinismo de pedir a unas personas que
acaten nuestras leyes sin más, cuando día a
día se les está negando el derecho a ser personas
plenamente reconocidas?

Ni que decir tiene que el Estado que salvaguarda todos
los derechos de sus ciudadan@s no emplea el mismo modus
operandis
con quienes, a ojos legales, ni tan siquiera tienen
derecho al voto.

Todo ello emana de la idea de que quien nace en un
territorio determinado es ciudadan@ del mismo, o quien desciende
de un ciudadan@ también es considerado como
tal.

Por otro lado, hay que significar que l@s inmigrantes
que acceden a nuestro país no lo hacen por "gusto", en la
mayoría de los casos, ya que vienen aquí a intentar
labrarse un futuro con el cual poder satisfacer las necesidades
de todos aquell@s familiares que dependen de su
sustento.

Cuando existe inmigración de personas que
intentan buscar un mejor futuro, esto es debido en gran parte a
la descompensación de capital y la
nefasta distribución del mismo que existe entre
unas personas o grupos y otras y
entre unos países y otros.

Queramos o no, toda la humanidad es un poco responsable
de la repartición de los bienes que existe en el mundo,
así que una manera de paliar nuestra "parte de culpa" debe
ser posibilitar un trato equitativo y de igualdad hacia todas
aquellas personas que intentan lo que cualquiera de nosotr@s
haría en su lugar, y que antaño hicimos, mejorar
sus condiciones de vida y la de los suyos.

Todo lo comentado en este apartado, queda reflejado en
la letra de la comparsa carnavalesca, gaditana, Araka la
kana,
(la cual simboliza a una charanga de Uruguay) del
autor Juan Carlos Aragón Becerra (2006). Uno de sus
pasodobles reivindica a la cultura hegemónica, en este
caso la española, respeto hacia las minorías
étnicas, en este caso referidas a los inmigrantes que
provienen de los países latinoamericanos. Desde la
posición de los inmigrantes sudamericanos, describe la
situación que los mismos encuentran en su día a
día en las calles de las ciudades españolas,
invitándonos a hacer un recorrido histórico desde
una perspectiva menos común de la que, generalmente,
estamos acostumbrados a realizar.

"Con todo mi cariño vaya el pasodoble a la
poca vergüenza de algunos de ustedes, me parece mentira que
los españoles presuman de sus colonizadores y de sus
víctimas nunca se acuerden.

Con todo mi cariño y toda mi tristeza, a esa
poca vergüenza quiero recordar que cuando a América
del Sur llegó Colón con una cruz y con la espada en
que se convirtió, nos dejó su tan "católico"
legado, cuatro siglos explotados. Nos trataron como esclavos
mientras nos cambiaban la lengua. Nos
violaban, nos asesinaban y cuando volvían se traían
el oro y la plata
o ya no se acuerdan.

Y me parece mentira que después de tanta y
tanta explotación cuando llega un "sudaca" mendigando
plata diga un español: –
peste de los inmigrantes, "sudaca", tunante, gentuza
asquerosa…, "indio" lárgate de aquí que este no
es tu país y ya España rebosa.

Todos los que hablan así, luego piden para sus
hijos una educación
religiosa.

No se te olvide nunca españolito, racista,
maldito, que si a tu país llegan de Sudamérica
cientos de miles pobres inmigrantes, es solamente para buscar el
medio de sobrevivir, y tus abuelos lo hicieron antes"

(Aragón, 2006).

Claro está que en el punto donde nos encontramos,
hablar de igualdad sólo es posible si se llevan a cabo
políticas de discriminación positiva en favor de
aquellos no-ciudadan@s que por razones que no tienen nada que ver
con su voluntad, parten en desventaja en relación a los
cidudan@s. El principio básico de que favorecer la
igualdad no es sinónimo de tratar de la misma manera a
todo el mundo, sino más bien darle a cada cual lo que
necesita, vendría como "anillo al dedo" al discurso que
estamos tratando.

Todos estos dilemas sobre la gestión de la
multiculturalidad cobran hoy día un especial auge en
Europa, en tanto
en cuanto es la zona geográfica desde donde y hacia donde
se producen mayor cantidad de migraciones.

"Europa se enfrenta hoy a algo diferente: a una
repolitización de lo privado. La reivindicación es
estar presente en la esfera pública, de forma más
permanente o más explosiva, empezando por los estilos de
vestir, alimentación, programas
escolares o fiestas oficiales. Pero queriendo ir más
allá. Ya no se trataría entonces de integrar a la
inmigración, sino de proceder a su acomodación
política a partir de sus especificidades culturales. Se
marcarían, así, tres fases en el tratamiento de la
cuestión: asimilación, integración y
acomodación. Las posibilidades y consecuencias de pasar de
la segunda a la tercera fase son aún poco claras.
Especialmente cuando en los últimos años se dan
percepciones negativas de la multiculturalidad: como amenaza a
los valores
democráticos o a las identidades nacionales; como fuente
de inestabilidad e inseguridad, o como un tipo de conflicto
irresoluble. Tras estas percepciones están, obviamente,
los impactos del 11-S en Nueva York (2001), del 11-M en Madrid (2004)
y del 7-J en Londres (2005). Pero también está el
auge de partidos que asocian inmigración con amenazas a lo
propio. Hoy la integración está dejando de ser una
palabra mágica (al igual que la interculturalidad). Queda
atrás la pretensión de que su invocación
debía solucionarlo todo. Se trata de un término que
ha devenido polisémico: hay muchas formas de definirlo, de
relacionarlo con valores
morales y políticos distintos, y de entender si
sólo afecta a los que llegan"
(Zapata, R.,
2006).

BIBLIOGRAFÍA:

  • BORJA, J. (1998). "Ciudadanía y globalización: el caso de la Unión
    Europea" Revista
    Digital La Factoría nº 7.
  • ARAGÓN BECERRA, J. C. (2006). Comparsa
    Araka la Kana. Carnaval de Cádiz.
  • HARO RODRÍGUEZ, R. (2003): "Educación
    intercultural: nuevos retos y propuestas para la
    práctica educativa" en Curso "Educación
    Intercultural: PEC, PCC y Programación de aula".
    Torre
    Pacheco
  • SANTOS GUERRA, M. A. (2003). "El lecho de Procusto.
    Organización escolar y atención a la diversidad". En II Congreso
    nacional de atención a la diversidad: Educar para la
    convivencia en un mundo diverso
    . Ayuntamiento de
    Elche.
  • SARDAR, Z., y ABBAS MALIK, Z. (2005): ISLAM para
    todos. Barcelona: Paidós.
  • TORRES SANTOMÉ, J. (2003): "La
    educación multicultural. Modelos para afrontar la
    diversidad". En II Congreso nacional de atención a la
    diversidad: Educar para la convivencia en un mundo
    diverso
    . Ayuntamiento de Elche.
  • TRUJILLO VARGAS, J. J. (2004): "El discurso de la
    calidad total o
    el como maniatar el proceso de enseñanza aprendizaje"
    en
  • TRUJILLO VARGAS, J. J. (2004): "La escuela de hoy, la
    escuela de mañana. Atención a la diversidad,
    ¿retórica o una posibilidad para el cambio?" en

    /trabajos42/la-escuela/la-escuela.shtml
  • TRUJILLO VARGAS, J. J. (2007): "La educación
    en los derechos
    humanos como plataforma para la convivencia
    pacífica" en
    /trabajos46/educacion-derechos-humanos/educacion-derechos-humanos.shtml
  • ZAPATA, R. (2004) Multiculturalidad e
    inmigración. Madrid: Síntesis.
  • ZAPATA, R. (2006): "¿Se toma en serio la
    multiculturalidad?", periódico La Vanguardia.

Para finalizar este trabajo me
gustaría plantear una serie de supuestos prácticos
dignos de ser tratados a
través de un proceso de mediación intercultural e
igualmente formularé una serie de cuestiones que nos
posibilitarán deducir cuánto sabemos a cerca de
otras culturas y en qué grado nos sirve nuestra información (o desinformación) sobre
las mismas, cuando emitimos juicios de valor en cualquier asunto
que concierne a estas.

SUPUESTOS PRÁCTICOS

  1. En un colegio público de Granada con servicio
    de comedor para todos los alumnos / as, hay alumnos /as
    inmigrantes cuyos padres son musulmanes, la religión practicada por los mismos, no
    permite que sus hijos / as coman productos
    cárnicos que no sean provenientes de alguna
    carnicería halal (la cual contiene carne de animales que
    han sido sacrificados siguiendo el rito islámico, el
    cual dice que los animales deben ser sacrificados en nombre
    de Alah y mirando hacia la Meca). Y los padres de los
    niños y niñas cristianos/as no
    están de acuerdo con el hecho de que a sus hijos se
    les ofrezca un menú y a los niños y
    niñas musulmanes otro diferente. ¿Cómo
    abordarías este conflicto multicultural?
    ¿Qué posibilidades existen para llegar a un
    consenso y así posibilitar una solución al
    mismo?

  2. En un comedor de un colegio…
  3. En un aeropuerto…

Un pasajero de un vuelo hacia las Islas Canarias, al ver
que su compañero de viaje es una persona marroquí,
llama a una de las azafatas y exige que le cambien de sitio por
qué en ningún caso quiere viajar al lado de esta
persona debido a que, según sus palabras: – los
moros huelen mal. ¿Qué se podría
hacer para que el viajero tuviera una actitud
más empática y asertiva?

PREGUNTAS EN TORNO A LA RELIGIÓN
MUSULMANA

  • ¿Cuántas oraciones realizan al
    día los musulmanes y qué sentido tienen para
    ellos?
  • ¿A qué se llama carne halal y que
    importancia tiene la misma en la religión
    musulmana?
  • ¿Qué es un hijab?
  • ¿Cómo se llama el dios al que veneran y
    cuál es su profeta?
  • ¿Qué significa ser musulmán y en
    cuantos pilares se basa su religión?

 

José Jesús Trujillo
Vargas

Realizando el segundo curso de doctorado a través
del departamento de pedagogia social de la UNED (UNIVERSIDAD A
DISTANCIA), licenciado en psicopedagogía, diplomado en
educación fisica, máster en mediación social
e intercultural. Ahora mismo soy técnico en
prevención e intervención en violencia
familiar en Ciudad Real a través de un programa tutelado
por la Dirección General del Menor de la Junta de
Castilla la Mancha.

España, Alcázar de San Juan (Ciudad Real),
3 de Octubre de 2007

Partes: 1, 2
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